domingo, 25 de diciembre de 2016

Mohamed Insa Sene, profesor: “Estoy enamorado de la ciudad de Madrid”

De paso por Tetuán: charlas con vecinos que van y vienen
 

En la redacción del periódico brindamos la bienvenida al maestro Sene, de paso por Tetuán. Aprovecha la estancia para difundir el I Festival Senegal Flamenco, que tendrá lugar en Dakar durante este mes de diciembre. Corporalmente es alto, muy alto. Elegante. De trato sencillo, saborea las palabras y frases en castellano con amor. Me impresionan sus manos: son de pescador.

¿Qué piensa un senegalés de la capital de España?

Estoy enamorado de la ciudad de Madrid. Quizás porque todos los días bajábamos andando hasta el centro a tomar algo en La Mallorquina de la Puerta del Sol. Tenía 29 o 30 años. Pagaba 20 pesetas y me devolvían dos por un café con una palmera. Aunque llegué un 20 de noviembre, con la gente levantando la mano por la calle...

¿Es la primera vez que estás en Tetuán?
No, eso ya fue en 1979... Entonces me miraban de manera extraordinaria, curiosa, muy sana. A veces se nos acercaba la gente para preguntar de dónde veníamos y qué hacíamos. Esto es muy diferente ahora, volví en 2006 y la gente me miraba... no diría feo, pero de otra manera, hostiles. En el 79 nos miraban con curiosidad.
Hay anécdotas estupendas. Me fui a Francia con estudiantes de la Complutense y a la vuelta había una manifestación en Pamplona, por el Aberri Eguna, y cuando llegamos había problemas. Cuando bajé del coche… bueno, de joven era un poco más alto, vestía chaqueta, como los americanos y todo. De pronto, todo el mundo se fijó en mí. Hasta unos policías. Cuando pasé por delante levanté la cabeza como un presidente. También, en el Metro asustábamos a los pobres chicos que se refugiaban bajo las faldas de sus madres, o entre las piernas de los padres. Eso me dañaba, cuando asustábamos a los niños, no me hacía gracia.

Porque estudiaste Filología y viniste a perfeccionar el castellano…

Una suerte. Cuando estudiábamos el Bachillerato, las notas eran lo más importante y no había servicio de orientación. Para mí era difícil el español. Además, hice la prueba libre, era pescador. Cuando decidí volver a la escuela hice el examen con los apuntes de los compañeros. La buena nota que obtuve en Bachillerato fue buena suerte, era un examen oral. Yo me había aprendido de memoria los textos que iba a presentar, que no eran largos. Suerte que me preguntaron sobre la Generación del 98 y la pérdida de las colonias españolas, eran tres textos seguidos que casi contaban lo mismo, y lo saqué con buena nota.

Tus manos son de pescador.
Pescaba en el Océano Atlántico. Mi familia son pescadores de redes. Hay dos clases: las de playa y las de alta mar. Cuando se introdujeron las redes de alta mar, teníamos material de playa y mi hermano me dijo, ahora serás capitán. Pero es un poco complicado. Él y yo no teníamos la misma madre, sí el mismo padre. Un día se acercó y me dijo que tenía un buen nivel en la escuela y sería catastrófico que lo dejara. Así que me alejé de la pesca.

¿Y a qué te dedicas?
Actualmente tengo unas horas en la Universidad en Sant Louis, para los chicos que estudian inglés y español como segunda lengua. Somos muchos profesores de español. Y habrá más, porque con los colegios que tenemos de proximidad tenemos más profesores, desgraciadamente no tienen la misma formación que nosotros. Antes, tenías que estar licenciado, y luego íbamos a una escuela superior de Pedagogía. El nivel ha bajado en la universidad, porque el nivel ha bajado en el instituto.

¿Hay algún texto en castellano que utilices en tus clases todos los cursos?
Sí, por ejemplo, en el programa de Bachillerato está la Guerra Civil Española. Hay un texto de “La muerte de Artemio Cruz”, de Carlos Fuentes. Él se llama Lorenzo, mexicano, se encuentra con Lola, española. Es el relato de cuando Lorenzo se muere al cruzar la frontera, y cada año repito este texto, lo utilizo para explicar las atrocidades de la guerra; “y esas botas nuevas sobre la tierra seca, Lorenzo, y tu fusil al suelo, mexicano, y una marea dentro de tu estómago, como si llevaras el océano en las entrañas y ya tu rostro sobre la tierra con tus ojos verdes y abiertos y un sueño a medias entre el sol y la noche, mientras ella grita […] que la vida está del otro lado de las montañas, la vida y la libertad…”. Logro hacer llorar a los estudiantes.

¿Cómo es la juventud que sale de allí?
Es un problema muy complicado; los primeros que vinieron aquí fueron unos pescadores de Saint Louis. Este problema merece un libro de explicación, porque había gente de Senegal en España, pero no mucha. En mi ciudad no hay paro, incluso necesitamos mano de obra. Esos chicos vinieron porque tenían cayucos. Además, coincidía con la necesidad de mano de obra en Almería. Vinieron acompañados de sus amigos. Cuando la mafia se dio cuenta de que había una brecha para ir a Europa, empezaron a buscar cayucos; los primeros eran pescadores, los segundos eran hombres de negocios, pero ha habido muchísimos muertos. En parte porque empezó la represión de la Frontex y la salida de los cayucos es cada vez más arriesgada y hay muchas tragedias.

Cambiando de tercio para ir cerrando esta entrevista, ¿el flamenco gusta en Senegal?
Entre nosotros sí. Los amigos españoles se ríen de mí, porque mis referencias son muy viejas. “La bota que pisaba a tu padre te sigue pisando...”, me encanta. También me gustan las canciones de lucha y rebeldía.


http://www.tetuan30dias.es/tetuan30dias_noticia_detalle.php?id=1861

lunes, 7 de noviembre de 2016

Vera Kahn, neoyorquina: “El country es como Shakespeare”

De paso por Tetuán: charlas con vecinos que van y vienen

Vera llega corriendo a nuestra cita. Es muy joven y asombra la facilidad con la que se maneja en un castellano muy básico. Durante la entrevista hablará mucho de su viaje, de Nueva York y del country: su gran pasión. Está de paso por Tetuán, en donde lleva unos meses. Con 20 años viaja sola por todo el mundo.

¿Qué te trae por Tetuán, Vera?
Quería mejorar mi español en una ciudad grande. Lo estudié de los 12 a los 15 años, es el idioma más impartido entre los estudiantes. Muchas escuelas no tienen acceso para tener más idiomas. En mi escuela sí había más opciones, pero yo elegí castellano, que allí es español (risas), porque es muy fácil, y en mi barrio hay gente que lo habla, porque no le hace falta el inglés.
Aquí tuve una gran sorpresa cuando llegué a la casa donde trabajaba de au pair (trabajo auxiliar en una familia, a cambio de alojamiento y algo de dinero), porque la familia no me parecía española, sino americana... Parecían más una familia de los Estados Unidos, pero... yo no sé...

¿Cómo crees que nos imaginamos desde aquí Nueva York?
¡Ah!, pues toda la gente en Europa piensa que en Nueva York hay una guerra entre la gente blanca y la gente negra. Pero por supuesto no es verdad. Otra idea de aquí es que trabajamos siempre, siempre estamos andando rápido a cada lugar vamos so fast [muy rápidos]... y ¡es verdad! Siempre trabajando, siempre andando.
Una cosa que me encanta de Madrid es que, cuando sales con tus amigos, vas a una cervecería y te quedas dos horas de tapas, luego al restaurante, y más cervezas, y compartes la comida. Me gusta compartir comida, esto es lo que más me está gustando. Y luego vamos a una cafetería, pasas seis horas con tus amigos y no te preocupas de qué pasará después. En Nueva York toda la gente está preocupada con el tiempo, estresados, ¡siempre! Aquí todo es más fácil.

¿Tan diferente te resulta?

Allí si quiero ir a ver a mi amiga en Brooklyn, tardo una hora y media, pero aquí en menos tiempo estás en cualquier parte. También he encontrado La Enredadera y así vivir es más fácil y divertido. Está frente a la mezquita. Toda la gente es muy abierta y se muestra muy contenta al hablar conmigo, con mi horrible español. Y hay muchas cosas que hacer, yo toco las baterías en la batukada. También he ido a una manifestación a la que nunca podría haber ido sin la batukada. Otra cosa, cuando he estado viajando durante agosto, a nadie le importó si salía o entraba, pero en ‘La Enre’ cuando llegaba era siempre: “Hola Vera ¿cómo estás?”. O cuando me marchaba: “¡Oh!, no por favor, quédate un poco más, no necesitas irte tan pronto”. Después de estar viajando unos meses, estas reacciones me hacen sentir como en casa, como en mi hogar. He tenido mucha suerte, a veces hay ‘cafeta’, puedes comer... todo está bien.

Pero allí también habrá lugares donde os juntáis fuera del trabajo…
En mi barrio para los niños está el parque. Es una zona construida al final de Manhattan, así que tenemos dos parques grandes, y playgrounds para los niños; cuando era una niña siempre estaba allí. Es divertido, porque allí aprendí mis primeras palabras en castellano y que nunca volveré a decir, porque son really bad words, son ofensivas realmente, pero yo era una niña y no sabía lo que estaba diciendo. En mi barrio, por ejemplo, lo que más me gusta es que los vecinos han construido en una esquina unos bancos frente a una cafetería central, y alguien ha puesto una librería de la comunidad. Es muy bonita, porque puedes leer o sentarte y hablar con las vecinas. La esquina ahora es un sitio de reunión.
Me gusta Madrid, de la misma forma que me gusta Berlín, porque hay una cultura de estar en la calle. Eso no lo tenemos allá, porque el suelo es tan caro... no tenemos sitios así, por montones de razones no tenemos la misma cultura de estar en la calle.

¿Dónde vives allí exactamente?
Yo vivo en Washington Heights, es un barrio donde hay muchos inmigrantes, hay muchas personas de República Dominicana, también hay gente blanca de clase media, hay rusos y judíos... es una gran mezcla. Tetuán me parece muy parecido.

¿Y cómo lo lleváis?
¡Oh! problemas tenemos, seguro. Pero nunca he visto como aquí pintadas en la mezquita. En realidad no me sorprendió, es lo que había oído de Europa... I wasn’t surprise! Me parece que aquí estáis acostumbrados a esto, porque al día siguiente ya no estaban las pintadas, ese mismo día las limpiaron. Eso me interesa: ya tienen una rutina de arreglar la pared por pintadas, pero al lado, en la carnicería árabe, queda una pintada de: ¡Viva el jamón!, ¡es terrible!

Además de viajar por tu cuenta, te estás atreviendo a tocar música tú sola....
Cuando viajo no tengo una rutina, ni a las amigas, así que es necesario salir y conocer a la gente. Me gusta mucho conocer y tener nuevas experiencias, viajar sola mola mucho. Canté en un coro durante 10 años y viajé mucho a Francia, Japón, China, Canadá, República Dominicana, así que he viajado mucho con mucha gente y ahora he preferido ir sola. Allí ahora toco la guitarra en dos rock bands, pero no he traído la guitarra a España y la echo de menos. Estos días tengo un concierto en el centro, nunca había tocado sola, y un amigo me va a dejar la suya. Voy a tocar Covers y algunos temas míos, para ganar algo de dinero.

¿Qué tipo de música tocas?
Me gusta el country, es el género más, pienso que es universal. “Country music is”, como Shakespeare. El country tiene Schmaltz, que es una palabra de origen alemán e irlandés, es the most basic emotions que uno puede tener, es siempre muy sincero, no hay comparación.

http://www.tetuan30dias.es/tetuan30dias_noticia_detalle.php?id=1847

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Che Sudaka: "Nos sentimos una radio, estamos muy contaminados por ellas"

Tras cuatro años sin pasar por Madrid, Che Sudaka regresan en apoyo de Radio Almenara. Será el 4 de noviembre en la Sala Penélope. Charlamos con Leo de la banda argentino-colombiana afincada en Barcelona... [Seguir leyendo] 

Publicado originalmente en Diagonal

domingo, 3 de abril de 2016

Una concentración vecinal en Tetuán impide el desarrollo de un acto del Hogar Social Madrid

Alrededor de un centenar de neonazis convocados por el denominado Hogar Social Madrid se han concentrado esta mañana en la Plaza de Las Palomas, en el barrio de Tetuán. Frente a ellos una concentración antifascista ha reunido a otras 100 personas aproximadamente. Ambas han estado separadas en todo momento por un importante despliegue policial.
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Publicado originalmente en Diagonal.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Límites a la participación ciudadana


La participación aparece en nuestro vocabulario con mucha frecuencia. Sin embargo, en lo relativo al ámbito institucional, nos falta hallar una buena caja de herramientas que favorezca la implementación de algunas de las claves que permiten que una comunidad se autorregule, se responsabilice, aprenda y, por tanto, maduren sus conexiones y confianzas. En estos ires y venires actuales, con la ola de relevos institucionales en boga, hace falta aclarar algunos de los ingredientes fundamentales para que estos procesos lleguen a buen término. Si no, atendiendo al contexto actual, serán pamplinas y formas sutiles que favorezcan su contrario, la desmovilización y otras formas de fractura social.... [Seguir leyendo]

Publicado originalmente en Diagonal.