jueves, 30 de enero de 2014

Cuidarnos de la DGM.

La intervención social con familias víctimas de violencia de género es exponerse también a las consecuencias violencia misma. Las profesionales del sector se forman y preparan para acompañar a las familias supervivientes. Aún así, en este vídeo, el interés se concentra en señalar cómo la administración pública en manos del conservador Partido Popular también ejerce violencia en las profesionales. Leído y difundido en las jornadas Cuidarnos para cuidar. Documento entregado a la subdirectora Elena G. en la Jornada formativa Cuidarnos para cuidar. Madrid, Jueves 30 de enero de 2014.


 



Leído y difundido en las jornadas Cuidarnos para cuidar.

Documento entregado a la subdirectora Elena G. en la Jornada formativa Cuidarnos para cuidar.
Madrid, Jueves 30 de enero de 2014

2014. Todas las administraciones de la Comunidad y del “Hay-untamiento” de Madrid aplican políticas encaminadas a adelgazar la cuenta de gastos. Se llevan a cabo recortes a diestro y a siniestro, a todos los niveles... . ¿A todos? No, queridas compañeras, la directora general sra. Laura Ruiz d Galarreta Barrera, sostuvo en el Primer Encuentro Internacional contra la violencia de género organizado en 2013 en la ciudad de Madrid que no, que en su área de gobierno los presupuestos habían aumentado... . ¡Estamos de enhorabuena! Están cayendo chuzos de punta; el trabajo, tal y como lo conocíamos, se ha convertido en una especie en peligro de extinción (incluso más que el lince ibérico), ¿¡y dice, señora, que en nuestra área de trabajo, de intervención cotidiana, han aumentado los presupuestos!?

Pero ¿a quién quieren engañar? si las trabajadoras de este área son cada vez más pobres y los dispositivos más escuetos. No nos engañan. ¿O acaso sus estadísticas van a conseguir escamotear las muy muchas formas de pobreza que también a este nivel están sembrando? Por ejemplo: la imposibilidad de hacer planes a largo plazo al tener que responder angustiosamente al concurso de marras año tras año para mantener la gestión del dispositivo X; las jornadas lejos de casa de los que volvemos sin fuerzas para hacer el amor; ¿y qué me dicen de ese cáncer terminal que acontece antes de una mísera jubilación? Las mejores horas de nuestra vida dedicadas a un trabajo que nos cuesta mantener sudor y lágrimas... , para que nos espeten en la cara que no, que no hay recortes, que no, que podemos darnos con un canto en los dientes...

Pero ¿a quién quieren engañar? si todos los dispositivos que han de renovarse cada año, o varias veces al año, tienen que efectuar obligadamente rebajas económicas sustanciales que impactan directamente en los salarios y las condiciones laborales de las trabajadoras. Si parte de esos recortes se realizan directamente de las partidas presupuestarias destinadas a actividades de los servicios o a servicios enteros... . ¿Dónde quedó el Victoria Kent? ¿Dónde quedó el punto de Villalba? ¿Dónde está la Casa 1?

Vamos por partes, el discurso que ustedes sostienen es insostenible. Es irresponsable. ¿Cómo pueden seguir realizando campañas de sensibilización contra la violencia de género cuando han eliminado la línea de sensibilización, de prevención? ¿Cómo pueden seguir alentando que una mujer víctima de violencia de género sólo marcando un teléfono pueda entrar en una red de dispositivos que ustedes están desmantelando? No esperarán que, encima, les dejemos hacerlo. No esperarán que, encima, nosotras nos quedemos calladas.

El próximo 8 de febrero hay convocada una manifestación contra el anteproyecto de la ley del aborto. Es una convocatoria unitaria. Será un éxito. Y ganaremos, como hemos ganado que los tribunales paren la privatización de seis hospitales públicos, como se han paralizado las obras en Gamonal.

Hablemos de género. Hablemos de los diferentes papeles que nos han invitado a vivir por razón de nuestro sexo. Hablemos de cómo se establece una división sexual del trabajo y porqué a nosotras nos tocó el papel de los cuidados. Hablemos de cómo esos cuidados no están reconocidos. Hablemos de todo el siglo XX como el siglo en el que los movimientos de mujeres consiguieron hacer pública esas múltiples situaciones. Hablemos de lucha. Y en ese camino encontraremos la violencia estructural. Es violencia estructural porque deviene de cómo está repartido el poder, el poder para hacer lo que deseamos. Hablemos de salud como ese estado psicosocial que nos permite hacer lo que deseamos. Y entonces cerraremos el círculo. Ustedes, que ostentan la gestión y administración de la Red de Atención Integral para la Violencia de Género, están maltratando directamente a las trabajadoras del sector, e indirectamente están afectando a las familias que, siguiendo la publicidad institucional, acceden a los recursos de esa red. Ustedes son muy descarados, porque hoy organizan una jornada que habla de los cuidados al cuidador, y nos hablaran de salud, y de distancia terapéutica, incluso de supervisiones, y nos hablarán de violencia estructural... ¡Pero si son ustedes los que perpetran esa violencia estructural que deviene en pobreza! No me vengan con más monsergas, están cerrando recursos, están adelgazando dispositivos, están ninguneando criterios técnicos de profesionales, están echando a profesionales con pliegos que son corsés para los equipos.

Un equipo de trabajo se nutre de la heterogeneidad de las personas que lo participan. Un equipo de personas no se fabrica, no se diseña, un equipo se comparte y se vive. Es en la confianza de tener metas comunes y alcanzar consensos, acuerdos, donde un equipo madura, está listo para la acción; y, tras esa acción, reflexiona para volver a accionarse. Nuestro trabajo -se lo voy a decir clarito- cada día se expone a la materialización de esa violencia estructural devenida en violencia de género. No somos robots. No somos máquinas. En gran medida, y esto es paradójico, las personas violentadas desarrollan mecanismos psicosociales que les dificultan mantener relaciones personales, digamos normalizadas, han quedado (y da igual la edad), en una condición dependiente de la propia violencia. Observamos diariamente cómo tareas, rutinas, relativas a lo que nosotras consideramos tareas cotidianas se han convertido en tareas muy difíciles de llevar a cabo. No estoy tratando de psicologizar, estoy diciendo que la exposición a la violencia afecta en gran medida a dónde nos colocamos en el mundo, a cómo nos colocamos en el mundo, y nuestra función trata, en gran medida, de dar respuesta a esas consecuencias, a esa violencia encarnada. Nuestro trabajo es acompañar una posibilidad, y les aseguro que tiene mucho de exposición a la violencia misma.

En ese contexto que ustedes quieren desconocer son muchas las profesionales brillantes que han salido hastiadas, insultadas, calumniadas, difamadas, heridas, anuladas. Muchas iniciativas de esos equipos se han visto relegadas, pospuestas al olvido... . Están ustedes consiguiendo su objetivo, el que no pronunciarán jamás, están ustedes colocando a las mujeres en el rol de cuidadora invisible, intercambiable, del que no quisieron que saliera nunca. Pero no lo van a conseguir.

En ocasiones éste es un mundo hostil. Ustedes, sin duda, contribuyen a hacerlo cada día más hostil, por ejemplo, presentando jornadas que nos exhortan a tener en cuenta nuestro propio cuidado para cuidar... . Cuidarnos de ustedes es lo que debemos hacer. Yo ya me cuido, no me diga lo que tengo que hacer, no encumbre una forma de entender la intervención social que ustedes están poniendo en riesgo. El personal está sufriendo más con su actuación que deshace equipos, que no apoya decisiones técnicas, que burocratiza, que acaba con el principio de interdisciplinariedad, que apoya sin embargo el corporativismo en los equipos, que reduce servicios, que desaparece  dispositivos de la red, que permite y alienta que las entidades sociales se conviertan en entidades lucrativas, que da entrada a multinacionales, que merma la acción colectiva sindical, que chantajea en las alturas a las centrales sindicales, que, en definitiva: precariza las condiciones de las trabajadoras y las expone, por partida doble, a la violencia. Por un lado, a la violencia corporeizada de las familias a las que acompañamos, por ir recortando de los recursos disponibles en los equipos; y, por otro, a la violencia de hacernos sentir timadas, engañadas, infravaloradas, borradas del mapa, vendidas, corruptas, en competencia constante por aguantar en dispositivos cada vez más menguados en personal, con salarios más bajos, con contratos más indignos, con condiciones más insultantes. Ustedes son responsables con su acción destructora e irresponsable de la exigua, y cada vez más mermada, posibilidad de que nos sigamos cuidando como hasta ahora. Ustedes son el enemigo.

Pero esto comienza aquí.(*)

Ramón Ferrer Prada
twitter: mon_ocho

*Para no dormir al personal al documento inicial se le recortaron algunos fragmentos, aquellos más reiterados.

                                                                                                                                                            

martes, 7 de enero de 2014

Los vecinos de La Ventilla salen a la calle contra la venta de pisos del Ivima

Azora y Goldman Sachs han adquirido 157 viviendas en la zona

Publicado en periódico Tetuán 30 días: http://www.tetuan30dias.es/tetuan30dias_noticia_detalle.php?id=1280

Fotos: Miguel Capapey

Centenares de personas participaron el pasado 14 de diciembre en una manifestación que discurrió por la avenida de Asturias. Durante el itinerario mostraron su indignación por la venta de 3.000 viviendas del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) a la empresa Azora. De ellas, en La Ventilla están localizadas 157, en tres bloques de las calles de Cedros, Rosario Romero y San Aquilino. La transacción público-privada fue realizada durante el verano y las familias afectadas conocieron la noticia mediante una carta recibida a principios de octubre. La carta emitida por Encasa-Cibeles, la empresa pantalla utilizada por Azora y el fondo de inversiones Goldman Sachs para gestionar la compra, precedió a la que recibieron semanas más tarde, esta vez sí del Ivima, en la que se confirmaba la venta: las viviendas ya no eran propiedad del 0rganismo público.

La manifestación discurrió entre gritos, pitos y pancartas. Recorrió la avenida hasta concluir simbólicamente en la Plaza del Movimiento Vecinal. Entre las personas que se manifestaban se encontraban también familias afectadas de Valdecarros y de Majadahonda, que exigían una explicación; por ejemplo, Miriam declaraba: “Queremos saber por qué lo han vendido”. Nordín, otro de los vecinos afectados, mostraba suspicacia por la operación realizada: “Si el Ivima ha decidido vender la vivienda, ¿por qué no la ha vendido a los adjudicatarios directamente? Le podía haber sacado más beneficio”. Carmen, por su parte, tiene claro que la oferta realizada por Azora a los afectados con opción a compra es “un simulacro, porque los bancos no te dan dinero, porque somos muy mayores o porque estás en paro”. La manifestación gozó de cierto interés mediático y ese día aparecieron secuencias de la manifestación en dos canales de televisión. También, a día de hoy, existe un flujo de información significativo en las redes sociales, a cargo de personas afectadas y de dos plataformas: la Plataforma de Afectados por la Vivienda Pública y Social (PAVPS) y la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM).

Sin garantías de prórroga

En esta ocasión, le tocó a La Ventilla liderar el movimiento de protesta, y la razón es evidente: el 12 de enero finaliza el contrato que algunas de las familias del barrio firmaron con el Ivima, y en esta nueva situación no existe un marco que garantice la prórroga de las condiciones. La urgencia, por tanto, es mayúscula, ya que la nueva propietaria Encasa-Cibeles no tiene la obligación de mantener las condiciones pactadas inicialmente por el Ivima, y los vecinos manifiestan no querer hacer frente al alza de las condiciones. La posibilidad de verse sin la vivienda les aterra y, por extensión, otras familias también en promociones del Ivima observan inquietas el destino de sus vecinos.

En la calle de San Aquilino se alza un bloque de ladrillos de colores claros y líneas rectas. Sólo algunos elementos del portal, como las puertas o los interfonos, por ejemplo, advierten de que es una de las promociones del Ivima de los últimos años. En su interior hay un patio alargado hasta llegar a la puerta donde se encuentra el ascensor y las escaleras. Dos de las vecinas del inmueble, Laura y Vanesa, han sido recientemente madres y ahora están volcadas en la crianza de sus hijos. La primera está satisfecha con las últimas noticias, ya que la empresa le garantiza el mantenimiento de las condiciones de su contrato. La segunda, sin embargo, se muestra disconforme pues había estado tramitando una ayuda para que el alquiler le fuera rebajado, cumplía todos los requisitos y el cambio de titularidad de la propiedad le ha dejado con “la miel en los labios”.

Incertidumbre vecinal

La Ventilla es, con diferencia, el barrio que tiene una proporción más elevada de vivienda pública en Tetuán, en su mayoría derivada del proceso de remodelación iniciado en los años 80 y finalizado en los últimos años. Más de 2.300 viviendas fueron destinadas a realojar a las familias que residían en la zona. Con el suelo liberado por el proceso urbanístico se construyeron otras 2.300 viviendas y servicios en suelo público. Algunas de éstas fueron destinadas al Plan de Vivienda Joven del Ivima, dirigido a posibilitar el acceso a la vivienda del colectivo de jóvenes de la región. Con la reciente venta de estas 3.000 viviendas y la puesta en venta de otras 1.500 –aunque ésta quedara desierta finalmente–, sumado a la rapidez de los acontecimientos, el vecindario se empieza a mostrar preocupado; observa cómo las administraciones venden el patrimonio común, que no volverá a ser público.
Quedan muchas preguntas en el aire, hay pocas certezas, pero una de ellas es que la Administración no ha vendido las casas a una empresa filantrópica, es decir, interesada en el beneficio común. En el otro lado de la balanza el vecindario sigue organizándose; ya tiene experiencia.

jueves, 2 de enero de 2014

Cambio de condiciones en los pisos de Azora


3.000 viviendas vendidas por IVIMA.
Los inquilinos denuncian el encarecimiento del precio de compra y alertan de que la nueva titularidad deja en el aire las subvenciones al alquiler.


Un vecino coloca un cartel contra el instituto madrileño de la vivienda en su casa del barrio de la Ventilla (Madrid). / David Fernández

El Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) era titular de 23.000 viviendas a inicios de 2013 en toda la región. En la actualidad tiene en sus manos 16.800 viviendas. Lo que Pablo Cavero Martínez, consejero de Transportes, Infraestructuras y Vivienda de Madrid, ha llamado rotación de activos en comparecencia pública ha supuesto la desaparición de cerca de la cuarta parte del parque inmobiliario de la entidad.
El último lote vendido fue de cerca de 3.000 viviendas repartidas por toda la comunidad y se adjudicó la empresa privada Encasa Cibeles, participada por el fondo de inversión Goldman Sachs y la inmobiliaria Azora. Pese a que en agosto, cuando se efectuó la venta, ambas entidades acordaron que las condiciones de alquiler o de alquiler con derecho a compra de los inquilinos no iban a cambiar, meses después, cuando algunos de los inquilinos están a punto de alcanzar el plazo para optar a la compra de su vivienda, estos denuncian que las condiciones sí han cambiado.
“El precio de tasación de estos pisos es de unos 70.000 euros, al cual hay que añadir un coeficiente de actualización, que según el último decreto de julio de 2013 debería ser de un 1,5, y a lo que se debería descontar el 50% de las cuotas pagadas estos siete años. El problema es que ahora Encasa Cibeles pretende vendernos estos pisos por unos 140.000 euros más IVA”, señala Mariano Martín Martínez, uno de los inquilinos con derecho a compra, quien añade que ese precio es el de tasación multiplicado por un coeficiente de actualización del 2%. “Es en lo que no estamos de acuerdo, ya que el precio se dispara enormemente al aplicar ese medio punto de más”.
Desde Azora han negado a DIAGONAL que se haya producido ningún cambio en las condiciones de alquiler y opción a compra, y señalan que, “en todo caso, si hay algún cambio, será debido a algún impuesto”, aseguran desde su departamento de comunicación.
A día de hoy, 52 familias de la Ventilla en Madrid han recibido una oferta de venta del inmueble de la empresa Encasa Cibeles, al haber transcurrido siete años desde que comenzaron a vivir en su vivienda. Sin embargo, durante el proceso de enajenación de las casi 3.000 viviendas compradas por Encasa Cibeles se produjo otro cambio destacado en la regulación. El 22 de julio, un mes después de que se realizara la oferta de enajenación, el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó, a propuesta del Partido Popular, un cambio en la normativa de vivienda protegida que contemplaba, entre otras medidas enfocadas a favorecer la venta de inmuebles, la opción a compra a partir del primer año, derecho que antes se podía ejercer entre el quinto y séptimo año después de la entrada en la vivienda.
La venta de vivienda pública al binomio Goldman Sachs-Azora trae otra preocupación aún mayor para los inquilinos: la subrogación de obligaciones de la nueva propietaria en favor de las familias arrendatarias no incluye las subvenciones al alquiler que el IVIMA sí ha estado aprobando a parte de las familias adjudicatarias. Éste es el caso de Vanesa, una de las inquilinas de las viviendas de La Ventilla, que hasta ahora recibía ayudas para el pago de alquiler al ser inquilina de una vivienda oficial y que, a día de hoy, no sabe si le van a renovar la ayuda al cambiar de titularidad la vivienda en la que vive.
Los responsables del IVIMA no saben, a día de hoy, cuántas viviendas están ocupadas ni cuántas vacías, según los informes de la Cámara de Cuentas de la CAM. Mientras, hay 3.500 expedientes de personas que optan a una vivienda de la entidad que están pendientes de resolver, según fuentes de CC OO de Madrid, desde donde señalan también el empeoramiento de las condiciones laborales en el instituto de vivienda madrileño, a la vez que se externalizan algunos servicios de la entidad.