Leído y difundido en las jornadas Cuidarnos para cuidar.
Documento
entregado a la subdirectora Elena G. en la Jornada formativa Cuidarnos para
cuidar.
Madrid,
Jueves 30 de enero de 2014
2014. Todas las administraciones de la
Comunidad y del “Hay-untamiento” de Madrid aplican políticas encaminadas a
adelgazar la cuenta de gastos. Se llevan a cabo recortes a diestro y a
siniestro, a todos los niveles... . ¿A todos? No, queridas compañeras, la
directora general sra. Laura Ruiz d Galarreta Barrera, sostuvo en el Primer
Encuentro Internacional contra la violencia de género organizado en 2013 en la
ciudad de Madrid que no, que en su área de gobierno los presupuestos habían
aumentado... . ¡Estamos de enhorabuena! Están cayendo chuzos de punta; el
trabajo, tal y como lo conocíamos, se ha convertido en una especie en peligro
de extinción (incluso más que el lince ibérico), ¿¡y dice, señora, que en
nuestra área de trabajo, de intervención cotidiana, han aumentado los
presupuestos!?
Pero ¿a quién quieren engañar? si las
trabajadoras de este área son cada vez más pobres y los dispositivos más
escuetos. No nos engañan. ¿O acaso sus estadísticas van a conseguir escamotear
las muy muchas formas de pobreza que también a este nivel están sembrando? Por
ejemplo: la imposibilidad de hacer planes a largo plazo al tener que responder angustiosamente
al concurso de marras año tras año para mantener la gestión del dispositivo X;
las jornadas lejos de casa de los que volvemos sin fuerzas para hacer el amor;
¿y qué me dicen de ese cáncer terminal que acontece antes de una mísera
jubilación? Las mejores horas de nuestra vida dedicadas a un trabajo que nos
cuesta mantener sudor y lágrimas... , para que nos espeten en la cara que no,
que no hay recortes, que no, que podemos darnos con un canto en los dientes...
Pero ¿a quién quieren engañar? si todos los
dispositivos que han de renovarse cada año, o varias veces al año, tienen que
efectuar obligadamente rebajas económicas sustanciales que impactan
directamente en los salarios y las condiciones laborales de las trabajadoras.
Si parte de esos recortes se realizan directamente de las partidas
presupuestarias destinadas a actividades de los servicios o a servicios
enteros... . ¿Dónde quedó el Victoria Kent? ¿Dónde quedó el punto de Villalba?
¿Dónde está la Casa 1?
Vamos por partes, el discurso que ustedes
sostienen es insostenible. Es irresponsable. ¿Cómo pueden seguir realizando
campañas de sensibilización contra la violencia de género cuando han eliminado
la línea de sensibilización, de prevención? ¿Cómo pueden seguir alentando que
una mujer víctima de violencia de género sólo marcando un teléfono pueda entrar
en una red de dispositivos que ustedes están desmantelando? No esperarán que,
encima, les dejemos hacerlo. No esperarán que, encima, nosotras nos quedemos
calladas.
El próximo 8 de febrero hay convocada una
manifestación contra el anteproyecto de la ley del aborto. Es una convocatoria
unitaria. Será un éxito. Y ganaremos, como hemos ganado que los tribunales
paren la privatización de seis hospitales públicos, como se han paralizado las
obras en Gamonal.
Hablemos de género. Hablemos de los
diferentes papeles que nos han invitado a vivir por razón de nuestro sexo.
Hablemos de cómo se establece una división sexual del trabajo y porqué a
nosotras nos tocó el papel de los cuidados. Hablemos de cómo esos cuidados no
están reconocidos. Hablemos de todo el siglo XX como el siglo en el que los
movimientos de mujeres consiguieron hacer pública esas múltiples situaciones.
Hablemos de lucha. Y en ese camino encontraremos la violencia estructural. Es
violencia estructural porque deviene de cómo está repartido el poder, el poder
para hacer lo que deseamos. Hablemos de salud como ese estado psicosocial que
nos permite hacer lo que deseamos. Y entonces cerraremos el círculo. Ustedes,
que ostentan la gestión y administración de la Red de Atención Integral para la
Violencia de Género, están maltratando directamente a las trabajadoras del
sector, e indirectamente están afectando a las familias que, siguiendo la
publicidad institucional, acceden a los recursos de esa red. Ustedes son muy
descarados, porque hoy organizan una jornada que habla de los cuidados al
cuidador, y nos hablaran de salud, y de distancia terapéutica, incluso de
supervisiones, y nos hablarán de violencia estructural... ¡Pero si son ustedes
los que perpetran esa violencia estructural que deviene en pobreza! No me
vengan con más monsergas, están cerrando recursos, están adelgazando
dispositivos, están ninguneando criterios técnicos de profesionales, están
echando a profesionales con pliegos que son corsés para los equipos.
Un equipo de trabajo se nutre de la
heterogeneidad de las personas que lo participan. Un equipo de personas no se
fabrica, no se diseña, un equipo se comparte y se vive. Es en la confianza de
tener metas comunes y alcanzar consensos, acuerdos, donde un equipo madura,
está listo para la acción; y, tras esa acción, reflexiona para volver a
accionarse. Nuestro trabajo -se lo voy a decir clarito- cada día se expone a la
materialización de esa violencia estructural devenida en violencia de género.
No somos robots. No somos máquinas. En gran medida, y esto es paradójico, las
personas violentadas desarrollan mecanismos psicosociales que les dificultan
mantener relaciones personales, digamos normalizadas, han quedado (y da igual
la edad), en una condición dependiente de la propia violencia. Observamos
diariamente cómo tareas, rutinas, relativas a lo que nosotras consideramos tareas
cotidianas se han convertido en tareas muy difíciles de llevar a cabo. No
estoy tratando de psicologizar, estoy diciendo que la exposición a la violencia
afecta en gran medida a dónde nos colocamos en el mundo, a cómo nos colocamos
en el mundo, y nuestra función trata, en gran medida, de dar respuesta a esas
consecuencias, a esa violencia encarnada. Nuestro trabajo es acompañar una
posibilidad, y les aseguro que tiene mucho de exposición a la violencia misma.
En ese contexto que ustedes quieren
desconocer son muchas las profesionales brillantes que han salido hastiadas,
insultadas, calumniadas, difamadas, heridas, anuladas. Muchas iniciativas de
esos equipos se han visto relegadas, pospuestas al olvido... . Están ustedes
consiguiendo su objetivo, el que no pronunciarán jamás, están ustedes colocando
a las mujeres en el rol de cuidadora invisible, intercambiable, del que no
quisieron que saliera nunca. Pero no lo van a conseguir.
En ocasiones éste es un mundo hostil.
Ustedes, sin duda, contribuyen a hacerlo cada día más hostil, por ejemplo,
presentando jornadas que nos exhortan a tener en cuenta nuestro propio cuidado
para cuidar... . Cuidarnos de ustedes es lo que debemos hacer. Yo ya me cuido,
no me diga lo que tengo que hacer, no encumbre una forma de entender la
intervención social que ustedes están poniendo en riesgo. El personal está
sufriendo más con su actuación que deshace equipos, que no apoya decisiones
técnicas, que burocratiza, que acaba con el principio de interdisciplinariedad,
que apoya sin embargo el corporativismo en los equipos, que reduce servicios,
que desaparece dispositivos de la red,
que permite y alienta que las entidades sociales se conviertan en entidades
lucrativas, que da entrada a multinacionales, que merma la acción colectiva
sindical, que chantajea en las alturas a las centrales sindicales, que, en
definitiva: precariza las condiciones de las trabajadoras y las expone,
por partida doble, a la violencia. Por un lado, a la violencia corporeizada de
las familias a las que acompañamos, por ir recortando de los recursos
disponibles en los equipos; y, por otro, a la violencia de hacernos sentir
timadas, engañadas, infravaloradas, borradas del mapa, vendidas, corruptas, en
competencia constante por aguantar en dispositivos cada vez más menguados en
personal, con salarios más bajos, con contratos más indignos, con condiciones
más insultantes. Ustedes son responsables con su acción destructora e
irresponsable de la exigua, y cada vez más mermada, posibilidad de que nos
sigamos cuidando como hasta ahora. Ustedes son el enemigo.
Pero esto comienza aquí.(*)
Ramón Ferrer Prada
twitter: mon_ocho
*Para no dormir al personal al documento
inicial se le recortaron algunos fragmentos, aquellos más reiterados.
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