Clamor vecinal contra la venta de pisos del Ivima
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Sábado 15 de febrero. En una mañana lluviosa un reguero multicolor de paraguas se extiende por Cuatro Caminos, preparándose para cortar el tráfico. Entrando por Maudes, la estrechez de la calle ayuda a estructurar la marcha enmarcada por las pancartas.
Las familias adjudicatarias −provenientes de 11 municipios y barrios de la región− de las 3.000 viviendas del Ivima vendidas a la empresa EnCasa-Cibeles, es decir Azora y Goldman Sachs, el mayor banco de inversiones del mundo, ponían el grito en el cielo ante la Consejería de Transportes, Infraestructuras y Vivienda. Trataban de encontrar, incluido un buitre bribón confeccionado para la ocasión, alguna respuesta política que garantizase la continuidad de las condiciones que firmaron en su día con la Administración.
Tras este inicio de la manifestación, entre cánticos, paraguas y capuchas bajaron Raimundo Fernández Villaverde, por la acera correspondiente al distrito de Chamberí, hasta que, por fin, alcanzaron Tetuán, si bien este asunto “no es competencia de la Junta”, tal y como afirmó la concejal-presidenta, Paloma García Romero, quien decidió no conceder la palabra a algunas de las familias afectadas de La Ventilla en el Pleno celebrado el pasado 12 de febrero. Y razón no le falta; eso sí, privadamente invitó al vecino que quisiera a tratar el tema en su despacho.
Mientras la marcha proseguía jubilosa y triunfante en Tetuán camino a la sede del Ivima, situada en la calle de la Basílica, donde irrumpió, hasta que... se rompió cuando efectivos del Cuerpo de Policía hicieron uso de sus porras deteniendo a una vecina de otro municipio y poniendo fin a la tranquilidad de la marcha. La indignación fue mayúscula, aun así, los manifestantes llegaron a Basílica para acabar la protesta, momento en el que algunas personas se fueron hasta la comisaría de Moratalaz y esperaron hasta que salió la detenida. Pese a todo, esta acción no les ha amedrentado, y ahí siguen: organizándose.
Las familias adjudicatarias −provenientes de 11 municipios y barrios de la región− de las 3.000 viviendas del Ivima vendidas a la empresa EnCasa-Cibeles, es decir Azora y Goldman Sachs, el mayor banco de inversiones del mundo, ponían el grito en el cielo ante la Consejería de Transportes, Infraestructuras y Vivienda. Trataban de encontrar, incluido un buitre bribón confeccionado para la ocasión, alguna respuesta política que garantizase la continuidad de las condiciones que firmaron en su día con la Administración.
Tras este inicio de la manifestación, entre cánticos, paraguas y capuchas bajaron Raimundo Fernández Villaverde, por la acera correspondiente al distrito de Chamberí, hasta que, por fin, alcanzaron Tetuán, si bien este asunto “no es competencia de la Junta”, tal y como afirmó la concejal-presidenta, Paloma García Romero, quien decidió no conceder la palabra a algunas de las familias afectadas de La Ventilla en el Pleno celebrado el pasado 12 de febrero. Y razón no le falta; eso sí, privadamente invitó al vecino que quisiera a tratar el tema en su despacho.
Mientras la marcha proseguía jubilosa y triunfante en Tetuán camino a la sede del Ivima, situada en la calle de la Basílica, donde irrumpió, hasta que... se rompió cuando efectivos del Cuerpo de Policía hicieron uso de sus porras deteniendo a una vecina de otro municipio y poniendo fin a la tranquilidad de la marcha. La indignación fue mayúscula, aun así, los manifestantes llegaron a Basílica para acabar la protesta, momento en el que algunas personas se fueron hasta la comisaría de Moratalaz y esperaron hasta que salió la detenida. Pese a todo, esta acción no les ha amedrentado, y ahí siguen: organizándose.
Ramón Ferrer Prada
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